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Cosmética durante el embarazo y la lactancia

La seguridad de ciertos tratamientos cosméticos en mujeres embarazadas o en período de lactancia no está completamente aclarada. No existen ensayos controlados al respecto, por lo que hay que recurrir a informes y series de casos. Debido a esta falta de datos controlados, algunos dermatólogos aplazan los tratamientos cosméticos hasta el período postparto.
Vamos a comenzar explicando los posibles efectos, durante el período de gestación, de las exfoliaciones químicas más comunes en la actualidad.
Exfoliaciones químicas
Peeling con ácido glicólico
Aunque aún no existen suficientes datos para establecer de forma definitiva su inocuidad, son considerados como relativamente seguros debido a su penetración dérmica despreciable.
Peeling con ácido salicílico
Puede llegar a tener una penetración dérmica significativa (de hasta el 25%) si se aplica en grandes áreas o mediante oclusión. En cambio, en casos en los que el ácido salicílico se ingirió en bajas dosis de aspirina, no se apreciaron efectos significativos en la salud del feto.
Debido a la falta de conclusiones claras, el ácido salicílico es un fármaco del que no se ha podido demostrar su inocuidad durante la gestación. Por lo cual, si se usa en embarazadas, el área de aplicación debe ser muy limitada.
Otros peelings
El conocido como peeling de Jessner contiene ácido salicílico, con lo que se deben aplicar las mismas prevenciones que acabamos de explicar un poco más arriba.
Las exfoliaciones con ácido tricloroacético también arrojan severas dudas sobre la idoneidad de su uso en gestantes. Las precauciones sobre este ácido se deben a su posible penetración dérmica, ya que este agente puede ser absorbido por las mucosas ocular y oral. En un estudio, la presencia del ácido tricloroacético en la orina materna se relacionó con posibles retrasos del crecimiento fetal.
Anestésicos inyectables usados en procedimientos cosméticos
Las principales preocupaciones respecto del uso de anestésicos inyectables para intervenciones cosméticas en embarazadas son, por un lado, su posible transferencia a la placenta, y por otro, el riesgo potencial de generar defectos congénitos en el feto.
Un estudio indicó una seguridad relativa, durante el primer trimestre del embarazo, de los anestésicos lidocaína, benzocaína, propoxicaína y tetracaína. En cambio, el mismo estudio indicó que los fetos expuestos al anestésico mepivacaína tuvieron el doble de riesgo de anomalías congénitas.
Otro estudio, en este caso sobre anestésicos para procedimientos dentales en embarazadas, indicó que la ya mencionada mepivacaína ofrecía dudas sobre su posible influencia en el desencadenamiento de partos prematuros.
Anestésicos tópicos usados en procedimientos dermatológicos
Dentro de esta categoría, los anestésicos más comunes son la benzocaína, la tetracaína y la lidocaína al 2,5% en crema. No se ha podido demostrar la inocuidad de la benzocaína administrada tópicamente durante el embarazo, porque se sospecha que puede provocar un aumento anormal de un tipo de hemoglobina en la sangre del feto.
Bótox y rellenos faciales
La toxina botulínica tipo A tiene aplicaciones tanto cosméticas como médicas. Los datos disponibles en la actualidad sugieren, pero no confirman por completo, que esta toxina no alcanza concentraciones significativas si se inyecta por vía intramuscular o intradérmica. Además, el tamaño de la molécula de la toxina botulínica hace poco probable que cruce la barrera de la placenta.
Dicho esto, no existe evidencia suficiente para dar consejos concretos. Si se usa toxina botulínica cosmética durante la gestación, los formularios de consentimiento deben incluir el estado de embarazo como contraindicación.
En cuanto a los rellenos faciales, como el ácido hialurónico o el colágeno, no hay suficientes casos que informen de las posibles reacciones en embarazadas. No se pueden, por tanto, hacer recomendaciones definitivas en la actualidad.
Escleroterapia
La escleroterapia, el tratamiento que mediante inyecciones hace desaparecer venas varicosas y de araña, está contraindicada en el primer trimestre de gestación, así como a partir de la 36ª semana. Y si además se trata de venas varicosas que no preexisten al embarazo, sino que se desarrollan durante el mismo, la posibilidad de mejoría espontánea tras el parto es muy alta. Con lo cual, lo recomendable en este último caso es no comenzar ningún tratamiento hasta que no hayan pasado entre 6 y 12 meses tras el embarazo. Se trata de un plazo prudente para comprobar si la mejoría espontánea se produce, y en el caso de que no sea así, poder comenzar con seguridad el tratamiento.
En general, no se recomienda el tratamiento de los cambios o trastornos fisiológicos temporales que se produzcan durante el embarazo, porque dichos trastornos pueden volver a surgir hasta que no se dé a luz, y en cambio lo normal es que mejoren tras el parto. Por eso, es preferible también posponer el tratamiento de trastornos como la hipertricosis o las estrías para el período postparto.
Terapias con láser
Tanto el láser de CO2 como el láser YAG, según varios informes de casos, se han utilizado de forma segura para tratar condilomas genitales en embarazadas, además de otros problemas como pequeñas protuberancias en la piel. Pero debido a los pocos informes de casos existentes, no se pueden hacer recomendaciones concretas sobre el uso del láser cosmético o la terapia de luz pulsada en embarazadas.
En cuanto a los métodos de depilación definitiva o a largo plazo con láser, y debido a la falta de datos sobre sus posibles efectos adversos, no son recomendables durante el embarazo.
Por otro lado, la electrólisis es un procedimiento que suscita una prevención teórica, debido a que el líquido amniótico es un conductor de la corriente galvánica, que es la propia de esta técnica.
Por todo lo anterior, los especialistas suelen recomendar, para el período de gestación, el afeitado o la depilación convencional, a base de ceras y cremas.
Período de lactancia
En general, los procedimientos con toxina botulínica A, el peeling químico y los láseres parecen seguros para el período de lactancia, debido a la poca preocupación de que la leche materna absorba elementos de dichos tratamientos.
En cambio, no se recomiendan procedimientos que requieran la redistribución de grasa o la liposucción tumescente. La escleroterapia también debe evitarse durante la lactancia, puesto que su inocuidad no ha sido aún demostrada.
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