¿Cuándo empieza la primavera 2020?

CONSEJOS PARA EL CAMBIO DE HORA

por | Mar 18, 2020 | MEDIO AMBIENTE

La Primavera y el cambio de hora

El objetivo principal del cambio de hora de marzo, que como sabéis inaugura el conocido como horario de verano, es aprovechar mejor la luz del día. Adelantamos nuestros relojes para, en la primavera y el estío, trasladar una hora de luz de la mañana a la tarde.

Cuanto más cerca del Polo Norte o del Polo Sur se encuentre una zona, mayor será el período de luz durante el día en verano. En cambio, en los países cercanos al ecuador, el día y la noche tienen casi la misma duración (unas 12 horas). Por lo tanto, el horario de verano no es útil por lo general en los trópicos, y los países cercanos al ecuador no suelen cambiar sus relojes.

Justificación e idea original

La idea del horario de verano fue concebida por Benjamin Franklin durante su estancia como diplomático estadounidense en París, en su ensayo de 1784 «An economical project».

Posteriormente, la idea fue defendida sólidamente por primera vez por el constructor londinense William Willett (1856-1915). En su folleto «Waste of daylight», de 1907, proponía adelantar los relojes 20 minutos en cada uno de los cuatro domingos de abril, y retrasarlos otros 20 los cuatro domingos de septiembre.

A partir de esta idea, Gran Bretaña aprobó una ley el 17 de mayo de 1916, y el plan de Willett (que había muerto un año antes) se puso en funcionamiento el domingo 21 de mayo de 1916. Desde la de Willett, el mundo ha visto muchas propuestas, ajustes y revocaciones del horario de verano.

Encuestas realizadas en diferentes países revelan una muy alta aceptación del horario de verano por parte de la población. De hecho, según algunos investigadores, la razón principal de la implementación del horario de verano en muchas sociedades es que a la gente le gusta disfrutar de largas tardes de verano, y otros argumentos a favor son meras racionalizaciones.

¿Cuáles son esas supuestas racionalizaciones?

Según ciertas fuentes, el horario de verano sirve para ahorrar energía. Algunos estudios, realizados por el Departamento de Transporte de EE.UU. en 1975, mostraron que el horario de verano reducía el consumo de electricidad del país en una cantidad pequeña pero significativa (alrededor del 1% cada día).

Según estos estudios, y como era de suponer, la demanda de energía de los hogares está directamente relacionada con la vida doméstica nocturna y la de las primerísimas horas de la mañana.

En el hogar promedio, el 25% de la electricidad se usaba para iluminación y pequeños electrodomésticos, como televisores y equipos de música. Un buen porcentaje de dicha energía se consumía por la noche, cuando las familias estaban en casa. Al adelantar el reloj una hora, la cantidad de electricidad consumida disminuyó.

Pero el horario de verano provoca la pérdida de una hora de luz mañanera, y dado que el 70% de los estadounidenses se levantaba antes de las 07:00 a.m., el horario de verano aumentaba el gasto de energía por las mañanas. Aún así, y siempre según estos estudios, este aumento quedaba compensado por el ahorro que suponía el tener más luz solar por la tarde-noche.

Por otro lado, se ha argumentado que el horario de verano disminuye la tasa de siniestralidad vial. Varias investigaciones en los EE.UU y Gran Bretaña parecen indicar que el horario de verano reduce, en casi un 1%, los accidentes de tráfico netos y las muertes derivadas de los mismos.

A pesar de generarse un aumento de los accidentes en las mañanas oscuras, ese crecimiento quedaría compensado por la disminución de la siniestralidad en la tarde-noche.

Pero… hay otras opiniones

Un informe del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de EE.UU., realizado en 1976, cuestionó el estudio del Departamento de Transporte ya mencionado, argumentando que los ahorros de energía relacionados con el horario de verano eran insignificantes.

Por otro lado, durante tres años de la década de los 2000, científicos de la Universidad de California compararon el consumo de energía entre los condados de Indiana que aplicaban el horario de verano y los que no.

Su conclusión fue que el estado de Indiana gastaba 8,6 millones de dólares más cada año debido al horario de verano, y el aumento de las emisiones contaminantes conllevaba además un costo social de entre 1,6 y 5,3 millones de dólares al año.

Dadas las grandes diferencias con el estudio de 1975, algunos comentaristas sugieren que semejante salto en el consumo de energía durante el horario de verano se debe a la generalización de aparatos de aire acondicionado en los últimos 40 años. Así, alargar los días de verano hace más probable que se usen dichos aires acondicionados.

Efectos sobre la salud del cambio horario

Los expertos en ritmos circadianos y el sueño advierten sobre las implicaciones negativas para la salud del horario de verano, ya que desajusta la conjunción entre el reloj corporal y la hora local, y genera el llamado trastorno del desfase horario.

Este desfase horario se ha asociado con efectos negativos tanto en la salud física como la mental, incluyendo mayores riesgos de contraer diabetes, obesidad, enfermedades cardíacas, depresión y algunas formas de cáncer.

Según diferentes estudios, los cambios de hora aumentan el riesgo de ataque cardíaco en un 10%, interrumpen el sueño y reducen su eficacia. Los efectos sobre la adaptación estacional de los ritmos circadianos pueden ser graves y durar semanas.

Otra revisión de estudios hecha en 2013 apuntó al derribo de una creencia muy extendida sobre los cambios de horario: el de la ganancia de una hora de sueño en el cambio de octubre. En esta revisión se encontró poca evidencia de que las personas durmiesen más la noche del cambio de horario de otoño, y se señaló que la hora dormida de menos en el cambio de primavera parece provocar pérdida de sueño durante al menos una semana después.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, los expertos en ritmos circadianos señalan que una hora estándar durante todo el año (evitando sistemas de cambio horario) es la opción más beneficiosa para la salud y la seguridad públicas.

Consejos para sobrellevar el cambio de hora

Aproximadamente una semana antes del cambio de horario de primavera, empieza a acostarte de 15 a 30 minutos antes de tu hora habitual. Tu cuerpo necesita ese tiempo extra para compensar la hora perdida.

No descontroles tus horarios sociales, de alimentación, de ejercicio o de sueño durante la transición al horario de verano. Exponerte en la medida de lo posible a la luz de la mañana también te ayudará a adaptarte.

Evita las siestas, y en caso de resultarte imposible, no las hagas largas, sino de 20 minutos como máximo. De lo contrario, podrían impedirte tener noches de sueño completo.

No tomes café ni bebidas con cafeína de cuatro a seis horas antes de acostarte. El alcohol también impide dormir bien, así que evítalo por la tarde-noche.

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